la isla

Ya llegué. Hace una semana, así es. Florianópolis, aquí estoy, junto al Chango invatible.

Me costó mucho, disfrute cada minuto de este camino; y sigo haciéndolo. No entendía, al pisar las distintas playas, que había cruzado casi todo el continente. Ahora, cada vez que me sumerjo en aguas trasparentes, a veces revoltosas, otroras clamas, medias frias, medias tibias, cada vez que nado, pienso en esto; en todos los kilómetros a mis espaldas.

Todo se lo debo a alguien, cada paso en este Viaje, se lo debo a una persona. Espero que cada uno que pueda leer esto reconozca la huella suya en él y que la recorra conmigo y que la pueda marcar en su mapa.

Obrigado

Brasil

Ya estoy aquí. Parecía lejísimos cuando planeaba todo desde Buenos Aires, por más que este es un país vecino. Pero entrar por Bolivia, desde Quijarro fue toda una travesía. Pero todo rindió sus frutos, estuve en Corumbá, para después irme a Morrinhos; un pueblo medio perdido a la vera del río Paraguay.

Allí me pude adentrar un poco en el Pantanal, viviendo un poco con los mosquitos y el agua que todo lo rodea.

La verdad que es maravilloso todo este lugar; me prometí volver y recorrerlo mejor, porque verdaderamente vale la pena.

Ahora el viaje continua, hacia la ciudad balnearia de Florianopolis, a encontrarme con Damián, el auténtico Chango.

ASí que nos vemos lá.

Até logô

Confines recónditos

Me desperté al igual que el día anterior. Mosquitos, un chico que dejaba caer sus brazos dormidos contra mi y, obviamente, el llanto descontrolado de un bebé.

Salí afuera, esquivé antes algunos de los bultos del pasillo. Ahí estaba la noche, más clara de lo comun; un par de estrellas y el deseo que me raptaran unos marcianos. Los pies desnudos sobre el barro. Me pregunto, qué demonios hago aquí, 36 horas después de haber salido de Santa Cruz de la Sierra en bus, en medio de Nowhere Land.

No encuentro las respuestas, pero trato de ir encontrándome a mi mismo ¿Por qué hago esto?¿Será que quiero escapar? Eso seguro que no, hoy mas que nunca, me siento con un lugar y con una gente. Viajando no me escapo, sino que puedo ver la realidad que en otro momento tapan las publicidades de gaseosas, la tv, los diarios y demasiados etcéteras.

Ahora estoy empezando a entender lo que es viajar solo. Estuve dos días preguntándome a mi mismo si había hecho bien en sacar pasaje en bus... ahora veo que no. Pero en grupo uno tiene muchas opiniones, todos son más o menos responsables y de última, entre todos se ayudan para superarse.

Aquí dentro yo soy "el gringo", "el choquito, el choco" "el porteño". El mismo que uno a veces se encuentra en un tour, y debe decirle algo, aunque sea una burla. Ese papel me tocó a mi. Pero este gringo no se cansó de meterse en el barro sin sus botas, ni de ayudar empujando a la flota en todo momento.

Siento que cuando termine este trayecto se va a abrir una puerta que diga "Bienvenido al confín más recóndito del fuckin´mundo".

Bueno hoy martes llegué, finalmente me tomé desde San José de Chiquitos el tren que era menos de la muerte que el bus, estoy en Quijarro, a pasos ya de la frontera con el Brasil y el mato grosso.

Sé que deben haber muchísimos "confines recónditos" para explorar, hoy empiezo por este.

con todo

Bueno, el viaje continua… continua camino sinuoso, unas veces si, otras no tanto. Pero siempre este es el más pintoresco.

Luego de La Paz, seguimos a Copacabana, uno de los puntos clave en este periplo lleno de emociones. Pasamos dos noches aquí, encontrando mucha más Paz que la ciudad que habíamos abandonado. Esta era una especie de Meca para Gimenita y para todos. Estábamos felices de estar aquí, desde donde más tarde recorreríamos la Isla del Sol, tratando de no colgarnos mucho, aunque resultaba a veces imposible.

Ahora ya estamos en Cusco, viajamos ayer desde Copacabana, parando unas horitas en Puno, donde realizamos una breve incursión a las islas de los Uros.

Cusco es una ciudad hermosa. Es INCA. Sus muros, sus pobladores, la comida, todo nos traslada y nos deposita de la mejor manera en sus calles. Estuvimos aquí 2 noches.

Desde Cusco nos fuimos a Aguas Calientes-Machu Picchu Pueblo, llegamos allá luego de ver todas las opciones y tomar una de las más baratas vía Santa María-Santa Teresa. Ayer, viernes 2 de febrero, Sol Planetario Amarillo; pudimos acceder a Machu Picchu. Sin palabras. O con todas. Visitamos todo junto a una amable guía que nos supo mostrar y explicar de la mejor forma.

Ahora el viaje ya empieza a ser de retorno. Hemos llegado al punto más alto. Al cenit de nuestra aventura. Sin embargo todavía no se trata del fin, sino del principio de este.

La PAz

Una de las fotos en el Salar, un lugar único como ya decía antes.

Hoy nos encontramos en La Paz, llegamos ayer, y dió la casualidad que se cumplía un año de la presidencia de Evo Morales. Así que después de andar buscando un lugar para quedarnos, almorzar y dormir una buena siesta, nos fuimos los cinco a La Plaza de los Héroes, donde llegamos a tiempo para escuchar todo el discurso del Evo y seguir viendo algunas bandas de acá. Lo que no esperábamos es que el acto lo cierre una banda originaria de Argentina: Sombras... "desde que me dejaste... la ventanita" no puede ser. Este viaje sigue sorprendiéndonos.

Pero ahí no acababa todo. No señores, después de finalizado el acto, y ya habiendo compartido algunos bailes con gente de acá, nos invitaron a comer y a seguir el festejo. Buenísima onda; el recibimiento que nunca hubiésemos esperado, nos lo estaban brindando de la mejor manera. La manera Boliviana.

salados

Hoy regresamos, fueron cuatro días de emociones cada vez más grandes. Quisimos visitar el Salar de Uyuni, y lo hicimos como corresponde. Trasladándonos en una Toyota Land Cruiser, observando y adquiriendo cada instantánea que nos prestaba el inmenso paisaje.

Cada día que pasaba era mejor que el anterior. Fueron 200 fotos y otras doscientas mil las que quedaron en nuestras mentes. Volcán Licancabur, Laguna Colorada, Laguna Verde. Valle de Piedras. Desiertos y más Puna. No se acababa nunca nuestro asombro. Finalmente, el SALAR DE UYUNI. Era estar en el cielo. O en el fin del mundo. El horizonte estaba allá, pero no sabíamos dónde.

Más adelante subiré fotos a algún lado; pero sinceramente, esto es algo que necesita verse. Cierro los ojos y sigo en esa inmensidad.

Hoy seguimos hacia La Paz. Estamos seguros de encontrarla.

Tupiza, la joya

Estamos en Tupiza, a dos horas de Villazón. Un lugar al que caímos un poco por azar, pero que terminó encantándonos.

Nos quedamos tres noches finalmente, para poder emprender mañana, 18 de enero, el tour al Salar de Uyuni... Serán cuatro días de incomunicación con el exterior, pero con una gran transmición de ondas hacia dentro.

Más adelante, más noticias, más kilómetros.